El concepto de compacidad, de cómo un elemento formal es capaz de albergar múltiples acontecimientos, es el germen del trabajo. Estructura que nos protege de las continuas lluvias y que permite posicionarnos en el paisaje con la misma rotundidad que las edificaciones autóctonas. El clima es duro y la edificación fuerte para soportarlo.
El entorno es atractivo, transformándose muchísimo con el paso de las estaciones. El trabajo se posiciona en una loma, donde el paisaje se acentúa, haciendo de ese punto un sitio estratégico paisajísticamente. Bajo la forma se aloja una vivienda poco usual para un rejoneador, con un amplio programa que combina dos escalas diferentes: la vivienda, con una zona de invitados y un espacio de exposiciones, definida por la dimensión humana y la pista de entrenamiento que requiere un rejoneador condicionada por los recorridos del caballo.
El cómo combinar ambas escalas es el reto que intenta resolver una única geometría, ya que ambos usos se dan bajo una misma cubierta, obteniendo así unidad y compacidad en un mismo elemento.
Un aspecto a destacar es cómo la geometría de la vivienda se interrumpe para crear el acceso haciéndola intersectar con otra cubierta que encierra la casa de los cuidadores.